lunes, 19 de noviembre de 2007

IETAAP: Impuesto para Erradicar Todo Ahorro y Actividades Productivas.

En un país donde la Constitución se respeta siempre y cuando no obstaculice las ambiciones de los políticos y gobernantes quizás la mejor estrategia para enfocar el IETAAP sea haciendo énfasis en sus consecuencias económicas.

En otras palabras, el IETAAP es abierta y claramente inconstitucional, por ser confiscatorio al igual que lo fue su antecesor el IEMA, pero ello a los políticos, a los “expertos” en aspectos fiscales, a los periodistas e incluso al CACIF, les ha importado un comino. En Guatemala está demostrado que en aquellos casos en que la Corte de Constitucionalidad ose decretar la ilegalidad de un impuesto, los principios tributarios que establece la Constitución, débiles frente a los abusos que pueda cometer el Congreso, prevalecerán hasta que los Impuestos anulados sean rebautizados con nombres más políticamente correctos que los sustituyan, pero igualmente inconstitucionales.

Y en este caso, a pesar que el susodicho elegantemente se apellida “en Apoyo a los Acuerdos de Paz”, los nombres de pila “Extraordinario y Temporal” parecen no tener significado alguno. Pareciera que la consigna hubiera sido “sólo un año más vamos a extender la inconstitucionalidad”, pero a ese pacto fiscal nadie está atado.

Pero si nuestro sentido de respeto al régimen jurídico no se ve herido, quizás si nos sintamos lastimados cuando las consecuencias nos peguen donde verdaderamente nos duele: en el bolsillo.

Superando las aberraciones Keynesianas de desincentivar la inversión productiva por medio de confiscar las ganancias de las empresas para que éstas no puedan ser reinvertidas generando más empleo, y redistribuyéndolas hacia burócratas ineficientes o corruptos, el IETAAP va más allá, confiscando el patrimonio de las empresas tengan estas ganancias o no.

Antes se castigaba sólo a las empresas que generaban riqueza y hacían que nuestra economía creciera. Ahora, en el mejor espíritu de la lógica egalitaria se castiga parejo a cualquiera que emprenda una iniciativa empresarial en el sector formal, gane o pierda. Si el primer caso desincentivaba las inversiones, el segundo está destinado a erradicarlas.

La otra consecuencia importante de un tributo de esta naturaleza tiene qué ver con el impuesto más nocivo que ha creado el gobierno, aquel que ha empobrecido a los más débiles y que es la verdadera y principal causa de las famosas “desigualdades” sociales que padecen nuestros países: La Inflación.

Nadie niega la necesidad de financiar las responsabilidades elementales del estado, pero bajo el idealismo ilusorio del paternalismo estatal se han fomentado políticas de gasto público cuya principal consecuencia tangible ha sido la pérdida del poder adquisitivo de la moneda, lo cual afecta de forma más drástica, invariablemente, a los más pobres. Para esta “clase social” más débil, el ahorro resulta siendo una práctica inconcebible, abandonando por completo la oportunidad de crecer en el largo plazo y acortar la brecha. Se convierte así un impuesto temporal que ni siquiera pagan en una cadena perpetua de pobreza.

2 comentarios:

  1. Muy puntual y certero, mientras esas absurdas disposiciones continúen, nuestros mercados serán menos competitivos y eso trae como consecuencia trágicas historias como los productos que ingresan al país ilícitamente, creando una competencia desleal por la desiguildad de costos de producción que crean los impuestos.

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  2. hola no tienenada bueno

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