
Me imagino también que en un momento de poca reflexividad el Diputado Samayoa habría querido presumir de valentía, y quizá lealtad, repitiendo semejante disparate, según él recurriendo a la intimidación como el mejor modo de persuasión.
Por más que quiera la espabilada oposición, el hecho que una persona diga que otra dijo que iba a hacer algo ilegal no constituye delito. Ser chismoso no es un crimen, pues. De cualquier manera ya se prevé la rivalidad circense entre la UNE que buscará sacrificar a su avergonzante insubordinado y la oposición que no perderá el paso en desprestigiar a la UNE. Por lo menos mientras otra contienda politiquera no venga a robarse el show.
En fin, todo pasaría como otro número de nuestra caricaturesca polítiquería de no ser porque estas actitudes son vestigios que develan la proclividad despótica de nuestra clase política en ausencia de verdaderas instituciones republicanas como por ejemplo un eficaz mecanismo de frenos y contrapesos sostenido en la efectiva separación e independencia de poderes.
(Fuente imagen: www.lahora.com.gt/imagenes/2009/02/174270.jpg)
No hay comentarios:
Publicar un comentario