Luego de dos domingos consecutivos en los cuales los Guatemaltecos han sobresalido por sus actitudes cívicas y patrioticas, algo no visto en la historia reciente de nuestro país, quiero ofrecer algunas reflexiones en cuanto a lo que sugiero deben ser las metas de largo plazo, aprovechando el momentum que este Tsunami blanco nos ha dejado.
Lo primero que considero importante es comprender la estructura política actual. Si analizamos la Constitución de 1985 vemos que ésta se conformaba de la siguiente manera:
El Presidente se elige por el método de dos vueltas de manera que los dos candidatos con mayor cantidad de votos, aunque nunca han obtenido mayoría, pasan a una segunda vuelta. El voto para Presidente en primera vuelta contaba directamente como voto para diputados por Listado Nacional en el Congreso (Esto cambió en 1994). La gente tendía a votar por un mismo partido, puesto que la supuesta democracia que nació en el 85 no es más que una "Partidocracia" (Ese es uno de nuestros peores males). Aparte, la gente votaba por diputados distritales (por partido, no por candidato), además de corporaciones municipales y diputados al Parlacen. El perído presidencial y del congreso era de 5 años.
Lo que esto provocaba, en resumen, es que un partido tuviera la presidencia y el control del congreso. En el congreso se elegían de una lista que proponía una "comisión de postulación" los trece magistrados de la Corte Suprema de Justicia. Es decir un mismo partido controlaba la Presidencia, el Congreso, y la Corte Suprema. Estos tres poderes a su vez nombran cada uno a un magistrado, de cinco, de la Corte de Constitucionalidad. Los otros dos eran nombrados por la USAC y por el Colegio de Abogados, también politizados. Se puede apreciar fácilmente cómo un solo partido domina hasta ahora las instituciones más importantes del Estado.
Pero la historia no termina allí. El Presidente nombra al presidente del Banco de Guatemala y a tres ministros más, Economía, Finanzas y Agricultura, quienes integran la Junta Monetaria. Con el representante del Congreso, la Junta Monetaria ya cayó en manos, nuevamente, del mismo partido. De otra nómina de otra "comisión de postulación" el Presidente escoge, a dedo, al Fiscal General, y el Congreso nombra de manera similar al Contralor General de Cuentas.
Todos los puestos de poder en el gobierno y a la vez los de fiscalización duraban un período de 5 años, de manera que cada período entraría un partido nuevo con el control absoluto de todas las instituciones estatales.
Esa es la raíz de nuestros problemas, un diseño constitucional plagado de deficiencias.
Ha habido algunas ligeras correcciones, pero de poca trascendencia. Primero, las reformas constitucionales de 1994. Con ellas se redujo el período de gobierno a 4 años, de manera que se desfasó un poco el período de gobierno de cada partido con el nombramiento de los funcionarios claves en la organización estatal (i.e. CSJ, CC, MP, CGCN, JM, TSE). Sin embargo, el nombramiento de todas estas instituciones sigue altamente politizado, la única diferencia es que los nombramientos no coinciden con la entrada al gobierno de cada partido, como era antes. Otro punto importante es que se limitó la capacidad del gobierno de "pedirle dinero prestado" al Banco de Guatemala, lo cual ha servido para mantener cierta estabilidad monetaria. En el entretiempo, algunos ciudadanos también aprendieron a dispersar su voto entre el congreso y la presidencia, a manera de no darle tanto poder a un mismo partido. La ley de comisiones de postulación es un triunfo reciente que ayudará a transparentar un poco los procesos de designación de la CSJ, MP, CGCN, pero, siendo realista, en el fondo no se ha cambiado ni la integración politizada de dichas comisiones ni, más importante aún, la designación completamente política de estos funcionarios.
He aquí una lista de propuestas de cómo se debe modificar CONSTITUCIONALMENTE la estructura política del estado:
1. El Congreso. Lo más importante es eliminar el sistema de listas (sistema de representación proporcional de minorías o sistema D´hont). Este sistema le da demasiado poder a los partidos políticos y le resta la representatividad al congreso. Los diputados se deben al partido que los ubica en lugares favorables en las listas y no a sus electores, quienes no saben ni por quién votan. Posteriormente, se debe establecer un número fijo de diputados; y tercero, no tiene sentido mezclar diputados por lista nacional y distrital en el mismo congreso. Si se va a tener estos dos criterios, el congreso debe estar conformado por dos cámaras. Sino, se debe eliminar el listado nacional.
2. La Presidencia. Las reformas antes expuestas tienen incidencia directa en la elección presidencial. En Guatemala ha habido hasta 19 candidatos presidenciales. Esto obedece a dos razones. Un candidato presidencial es un polo de atracción para, por lo menos, "colar" un diputado al congreso por lista nacional, aunque sepan que no tienen la más mínima probabilidad de ganar. Seguno, es una estrategia para lograr cuotas de poder y debilitar las posibilidades de otros partidos. La contienda se ha vuelto partidaria, y no en base a ideologías o postulados políticos. Nuevamente, partidocracia, no democracia.
3. La Corte Suprema de Justicia. La Corte debe salir de las manos del Congreso. Los Magistrados deben ser fucionarios escogidos por un mecanismo ajeno a toda influencia política. Sus plazos deben ser más largos que los acutales 5 años para que no caigan vícitmas del chantaje político y el presupuesto del Organismo Judicial debe ser mayor y garantizado constitucionalmente (no como es en la actualidad del 2% del presupuesto), a manera de evitar al extorsión política que se ha dado.
4. La Corte de Constitucionalidad. Esta debe ser integrada, de igual manera, por un proceso totalmente ajeno a influencias políticas y por plazos similares al de la CSJ. Además se debe garantizar que su función sea estrictamente constitucional, como contralor de la constitucionalidad de las actuaciones del Estado, y debe salir de la jurisdicción ordinaria, la que le compete a la CSJ.
5. El Fiscal General del Ministerio Público, Contralor General de Cuentas, Junta Monetaria, etc. Estos cargos, igualmente, deben quedar fuera de la influencia de los políticos de turno. En el caso del MP, lo podría nombrar la CSJ una vez garantizado que ésta fuera independiente. En el caso del CGCN se debe buscar también un mecanismo que garantice su independencia. En el caso de la JM se deben quedar fuera todos los intereses que allí confluyen, políticos, CACIF, banqueros, USAC, y se debe integrar con personas técnicas y con completa independencia. Una de las maneras de aproximarse a ello es mediante plazos que superen el período político, para que no se caiga en el juego de negociación de intereses por motivos de corto plazo.
Estas son solo algunas ideas respecto de cuáles son las deficiencias del sistema que debemos corregir. En lo personal, pienso que ProReforma toca muchos de estos puntos con muy buenos planteamientos, y considero que vale la pena apoyar el proyecto. Independientemente de ello, los Guatemaltecos debemos entender que nuestros retos son de largo plazo, y que hoy sólo estamos padeciendo los síntomas más graves, hasta ahora, de una constitución endémica. Ojalá podamos enfocar todo este entusiasmo cívico y patriótico que hoy nos desborda en estas metas tan trascendentales.