
El CACIF, por su parte, como siempre tan complaciente con el Gobierno. Cuando les conviene. Cuántos años no le aguantaron a Berger el inconstitucional IETAAP, por ejemplo. Ahora, muy conscientes ellos de la crisis económica resultan convencidos que sólo mediante el incremento de impuestos se pueden recaudar los suficientes fondos públicos necesarios para que vía el gasto público excesivo se reactive la economía.
La única condición que piden, pues lógicamente nada es gratis, es que se aprueben algunas leyecistas por allí como la de Alianzas Público Privadas, la de Conceciones, y que por ejemplo, se reduzcan los aranceles para la importación de maquinaria y equipo de construcción.
Al fin y al cabo, fiel a la crítica de la ideología izquierdosa el CACIF representa los intereses de la "oligarquía" económica de Guatemala, pues la mayoría de verdaderos empresarios, los que se verán en aprietos con las nuevas tácticas terrorista-fiscales por legalizarse, no pertenecen o no tienen voto significativo dentro del mismo.
Seguramente estos jugosos proyectos que vendrán al tenor de estas nuevas leyes serán los mecanismos mediante los cuales estos empresaurios mercantilistas recuperarán su “inversión” en nuevos impuestos y probablemente con creces.
Mientras tanto, el resto de la población, desde la informalidad, desde el desempleo, desde la inflación y desde la pobreza podrá observar cómo Guatemala “progresa”.