miércoles, 3 de septiembre de 2008

SU LADO DE LA CUBETA

El Senador Fred Thompson de Tennessee daba un discurso en la convención nacional del Partido Republicano de los Estados Unidos en el cual criticaba la propuesta tributaria del candidato del Partido Demócrata, señalando que el ofrecimiento de Barack Obama era no aumentar los impuestos a las personas de clase media y baja, sino más bien aumentárselos a las empresas, sobre todo a las más grandes.
Thompson dijo entonces que esta propuesta no era para preocuparse, y con un genial sarcasmo añadió “a menos que usted compre los bienes que estas compañías producen, como abarrotes o combustibles, o que reciba un salario de alguna compañía…”. Pasó luego a la metáfora siguiente, mofándose de Obama, “no se preocupe, van a tomar más agua, pero no de su lado de la cubeta”.
Por décadas se ha querido lograr la igualdad económica por medio de la extracción forzosa de la “riqueza” de algunos para “repartirla más justamente” entre todos. La estrategia evidentemente no ha funcionado porque más de un siglo después se insiste en seguir persiguiendo el mismo objetivo. Y es que no va funcionar por que al final, a pesar que muchos se nieguen a entenderlo, las consecuencias de poner en práctica estos esquemas invariablemente van a ser las mismas, empobrecer más a todos.
Más bien lo único que se ha logrado es que haya menos agua en la cubeta, y en los peores casos, que las cubetas reservadas exclusivamente para políticos corruptos y grupos específicos que extraen rentas del Estado sean las únicas rebalsando.
Más allá de la simpleza literaria de Thompson que en nada se compara con la elegante elocuencia de Obama, su discurso encierra una valiosa lección. Y es que en términos de impuestos, para la economía de cualquier país, cubeta sólo hay una. Poniéndolo sencillo, a lo Thompson, los impuestos a las ganancias de las empresas solamente generan los siguientes efectos: 1) Encarecer los productos que estas empresas producen en perjuicio de los consumidores, lo cual los hace más pobres por la pérdida de poder adquisitivo; 2) Disminuir los niveles de ahorro e inversión, y por consiguiente, la capacidad de las empresas de aumentar su productividad, lo cual significa menos puestos de trabajo y salarios reales que no crecen.
Simpática la metáfora de Thompson, pero triste la ironía de la realidad, pues es el discurso políticamente correcto de la redistribución de la riqueza el que tiene a tanta gente sumida en la pobreza.
La pobreza solo se elimina generando más riqueza, y la riqueza solo se produce cuando el entorno legal es favorable a las inversiones. Un entorno legal favorable a las inversiones requiere que el Estado se concentre en proteger los Derechos de las personas, siendo igual de importantes los que la Constitución reconoce como los que nacen de los mismos acuerdos privados entre personas, entiéndase contratos. Se logra además con una moneda estable, no inflada gracias a todas las actividades clientelistas que lleva a cabo el gobierno supuestamente para combatir la pobreza.
Y eso no requiere de tantos impuestos.
Los guatemaltecos debemos entender de una vez por todas que para alcanzar la prosperidad debemos redefinir drásticamente el sistema político actual y el papel del Estado, desde la propia raíz, desde la Constitución, pues es lo único que le da al sistema la estabilidad de largo plazo necesaria para que este denote efectivamente certeza jurídica. Por ello es importante que usted apoye la propuesta de Proreforma.